Cuenta una antigua historia, que un mono, un zorro y un conejo se propusieron encontrar comida para ayudar a un hambriento peregrino. El zorro y el nomo eran capaces de acumular frutas, peces y otros alimentos, pero el conejo era incapaz de ofrecer alimentos semejantes, ya que solo podía recoger hiervas y raíces que los humanos no podían comer. Por tal motivo decide ofrecer su propia carne, arrojándose al fuego para que el peregrino pudiera comerlo.
Conmovido, el anciano hombre reveló su identidad. Se trataba de una gran deidad que recogió los restos de la liebre y los enterró en la luna.
Actualmente esta historia cobra vida entre los japoneses en la época de invierno cuando realizan muñecos de nieve en forma de conejos. Según la creencia popular, cuando el conejo se derrite se va la luna y se convierte en un cráter. De hecho los japoneses creen que en la luna se puede ver un conejo haciendo volitas de arroz.
En el manga tenemos una referencia a esta historia, cuando Shiriu cuenta la historia del zorro, el mono y el conejo como una analogía para explicar el sacrificio de Shun en el templo de Libra.
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