Se trata de mujeres maldecidas y convertidas en yokais. "Futakuchi onna" significa literalmente "mujer de dos bocas" y de tal manera era representada en los grabados de la época donde se la ve con una boca extra, generalmente en la parte posterior de la cabeza o en la nuca, usualmente oculta bajo una larga y negra cabellera.
Según la leyendas, esta segunda boca parece tener voluntad y deseos propios, puesto que exige a la mujer alimento y pronuncia insultos y agresiones, involuntariamente por parte de quien la porta. Quien padece esta maldición debe mantener esta boca bien alimentada si no quiere padecer terribles dolores originados por los alaridos de la boca extra. La futachuchi onna tiene la facultad de manipular su cabello a voluntad, facilitando la alimentación de la segunda boca.
En la mayoría de las narraciones, esta maldiciones eran lanzadas contra mujeres que negaban alimentos a sus hijastros o niños abandonados, dejándolos morir y en cambio daban gran atención y alimentación a sus propios hijos. El espíritu del niño abandonado se instalaba en el cuerpo de la mujer para cobrar venganza y causarle terribles dolores si lo alimenta. Según otras historias, esta maldición se reservaba a mujeres que no querían comer y la segunda boca comía el doble por la dos.
En cualquier caso, estas historias hacían hincapié en la correcta e incorrecta forma de alimentación, la descortesía y la desatención por los necesitados en una época en que el alimento no era abundante.
En muchas historias se considera esta segunda boca, un castigo para la avariciosas y tacañas mujeres de las clases acomodadas. Una famosa leyenda cuanta como un avaro hombre de una antigua aldea no soportaba la idea de pagar la comida para su esposa y decide vivir en soledad, hasta que un día conoce a una mujer que no comía nada e inmediatamente la toma como esposa. El esposo, fascinado por esta trabajadora y enigmática mujer que le permitía ahorrarse los costos de alimentación, no encontraba explicación a porque sus reservas de arroz disminuían notablemente, viendo que su esposa no comía nada. Fingiendo irse a trabajar, el hombre se ocultó en su casa, cerca de las reservas de arroz, y descubrió, para su sorpresa y terror, que el cabello de su mujer se movía extrañamente y dejaba a la vista una espeluznante boca en su nuca, la cual se alimentaba vorazmente de cuanto alimento encontraba su cabello, que se movía como tentáculos para alimentarla.
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